jueves, 4 de diciembre de 2008

LOS GIRASOLES CIEGOS, Alberto Méndez

El realismo rancio que ha pesado como una losa en la narrativa española ha sido el patrón seguido en casi toda la producción novelística dedicada a recrear la guerra civil. No obstante, ya existen algunos intentos que escapan a este molde, como Santo diablo (Kailas, 2004), de Ernesto Pérez Zúñiga, entre otros, y Los girasoles ciegos (Anagrama, 2004), del malogrado Alberto Méndez.


Antes que una novela, Los girasoles ciegos es un breve corpus de cuatro cuentos unidos por el cruce de vidas, a veces sin relación directa, de unos personajes víctimas de la violencia bélica, ideológica y religiosa. Es así que la piedra angular del relato de estas vidas es la angustia de unos seres indefensos y en ocasiones inocentes que se enfrentan a la absurda ceguera de la intolerancia. En este sentido, los perdedores no sólo están representados por los republicanos, sino por hombres y mujeres de ambos bandos arrastrados por el odio y que miran a sus semejantes sin comprender la razón de tanto dolor.


Alberto Méndez transmite con intensidad lacerante, sobre todo en ese hermoso Manuscrito encontrado en el olvido, ese dolor, físico y moral, que malogra la vida de sus personajes y compromete al lector en la misma peripecia.